Hay indicios de que los mercaderes chinos que viajan veloces por traicioneros ríos, distribuían sus productos en múltiples buques y con esto limitaban la pérdida debido a la zozobra de alguno de ellos.
Los babilonios desarrollaron un sistema que fue grabado en el renombrado Código de Hammurabi, c. mil setecientos cincuenta AC, y practicado por los primeros mercaderes de candela del Mediterráneo. Si un mercader recibía un préstamo para financiar su cargamento, le pagaba al prestamista una suma auxiliar, a cambio de la garantía del mismo de anular el préstamo si este era robado o bien perdido en alta mar.
En algún instante del primer milenio a. C., los habitantes de Rodas crearon el «promedio general». Esto dejó a los conjuntos de mercaderes el abonar para asegurar que sus recursos se enviaran juntos. Las primas cobradas se empleaban para reembolsar a cualquier mercader cuyos recursos fuesen desechados a lo largo del transporte, así sea por tormenta o bien hundimiento.
Los contratos de seguros separados (esto es, las pólizas de seguro no incluido con préstamos o bien otros géneros de contratos) fueron inventados en Génova en el siglo catorce.
Del mismo modo que los consorcios de seguros apoyados por fiadores con propiedades. Los primeros contratos de seguros de Génova datan de mil trescientos cuarenta y siete, y en el próximo siglo los seguros marítimos se desarrollaron extensamente y las primas fueron de manera intuitiva variadas conforme el peligro. Estos nuevos contratos de seguros dejó que los seguros se separaran de las inversiones, lo que se mostró como útil por vez primera en los seguros marítimos.